A veces en la vida vivimos un momento que nos hace pararnos a pensar y cambiar, hay un antes y un después una vez vivido, y eso es lo que más o menos me ha sucedido a mi el sábado pasado.
Los alumnos del Ciclo formativo de Integración Social de mi instituto quisieron organizar algo especial con las personas sordas, así que pidiéndonos la colaboración al ciclo de interpretación, se organizó la I Jornada de Integración de Sordos y Oyentes en la Asociación de Sordos de Santander.
La historia consistía en que los de Integración organizaban talleres y actividades para que pudieran participar tanto personas sordas como oyentes, y las alumnas de 2º del ciclo de interpretación nos encargaríamos de ser “mediadoras” de la comunicación, porque tampoco eran interpretaciones propiamente dichas (ya que los alumnos de integración apenas saben lengua de signos).
Yo llevo unas semanas bastante agobiada por diversos temas, (entre ellos el ámbito económico y jurídico en lengua de signos, que me está trayendo por la calle de la amargura, y por pensar que me encuentro ante los exámenes más importantes de todo el ciclo, porque de estos depende que haga las prácticas el mes que viene) así que tenía ganas cero patatero de tener que ir a esta movida el sábado, pero bueno allí que fui.
Para acabar el día había un espectáculo de magia que era lo que me tocaría “interpretar” a mi si hiciera falta. En principio no iba a ser necesario, pero yo estaba allí por si acaso. Y sí, al final hice falta, ya sabemos cómo los magos dan miles de explicaciones cuando hacen un juego de cartas… jejeje.
Me pilló desprevenida, pero allí que me planté ante más de las ¿100? Personas que me estaban mirando (entre ellas mi tutora del ciclo). Me sorprendió mi tranquilidad y mi comodidad, me sentí fantásticamente. Sobre todo al percibir ese feedback que me daban mis compañeras de “lo estás haciendo de puta madre” y mi tutora con una sonrisota de oreja a oreja =).
Vamos, que cuando terminé, estaba de subidón. Porque después de todos los miedos que tengo en clase, y de todas mis inseguridades, al ponerme frente a una situación real de interpretación (aunque fuera algo sencillito) me di cuenta de que soy perfectamente capaz de salir adelante, con mis pocos recursos, y con todas las cosas que me faltan por aprender.
Así que nada, espero que estas dos intensas semanas cargadas de nervios y de tensión queden superadas para enfrentarme luego a un enriquecedor periodo de prácticas.
Los alumnos del Ciclo formativo de Integración Social de mi instituto quisieron organizar algo especial con las personas sordas, así que pidiéndonos la colaboración al ciclo de interpretación, se organizó la I Jornada de Integración de Sordos y Oyentes en la Asociación de Sordos de Santander.
La historia consistía en que los de Integración organizaban talleres y actividades para que pudieran participar tanto personas sordas como oyentes, y las alumnas de 2º del ciclo de interpretación nos encargaríamos de ser “mediadoras” de la comunicación, porque tampoco eran interpretaciones propiamente dichas (ya que los alumnos de integración apenas saben lengua de signos).
Yo llevo unas semanas bastante agobiada por diversos temas, (entre ellos el ámbito económico y jurídico en lengua de signos, que me está trayendo por la calle de la amargura, y por pensar que me encuentro ante los exámenes más importantes de todo el ciclo, porque de estos depende que haga las prácticas el mes que viene) así que tenía ganas cero patatero de tener que ir a esta movida el sábado, pero bueno allí que fui.
Para acabar el día había un espectáculo de magia que era lo que me tocaría “interpretar” a mi si hiciera falta. En principio no iba a ser necesario, pero yo estaba allí por si acaso. Y sí, al final hice falta, ya sabemos cómo los magos dan miles de explicaciones cuando hacen un juego de cartas… jejeje.
Me pilló desprevenida, pero allí que me planté ante más de las ¿100? Personas que me estaban mirando (entre ellas mi tutora del ciclo). Me sorprendió mi tranquilidad y mi comodidad, me sentí fantásticamente. Sobre todo al percibir ese feedback que me daban mis compañeras de “lo estás haciendo de puta madre” y mi tutora con una sonrisota de oreja a oreja =).
Vamos, que cuando terminé, estaba de subidón. Porque después de todos los miedos que tengo en clase, y de todas mis inseguridades, al ponerme frente a una situación real de interpretación (aunque fuera algo sencillito) me di cuenta de que soy perfectamente capaz de salir adelante, con mis pocos recursos, y con todas las cosas que me faltan por aprender.
Así que nada, espero que estas dos intensas semanas cargadas de nervios y de tensión queden superadas para enfrentarme luego a un enriquecedor periodo de prácticas.
Y aquí os dejo una de las tantas fotos que tengo para poder recordar esta gran experiencia!
¡Nos vemos por la vida! =)
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